El abogado y catedrático de Derecho Financiero, Juan Martín Queralt fue el encargado de cerrar el año académico de conferencias del Club de Encuentro con un tema de gran interés para la sociedad. “Ética fiscal del contribuyente y del Estado” fue el título de la charla que el valenciano ofreció a los asistentes. El Presidente del Club de Encuentro, Francisco Puchol se mostró orgulloso de contar para la clausura del curso con este profesional y destacó que por primera vez corría a cargo de dos personas, en este caso dos grandes socios que también formaron parte de la Junta Directiva en el pasado.
Marita Boluda comenzó su intervención destacando la labor del Presidente del Club, Francisco Puchol y agradeciendo su entrega en estos quince años. De Martín Queralt no tuvo más que palabras cariñosas, “un amigo al que quiero, admiro y respeto” y del que destacó sus cualidades como persona. “Pasión y reflexión. Entraña y cerebro”, subrayó la presentadora antes de dar paso a Vicente Montesinos que hizo un repaso por la dilatada trayectoria profesional del catedrático “que ha ido muchas veces a contracorriente” y al que agradeció su honestidad y vocación. Montesinos también reconoció el trabajo de Francisco Puchol al frente del Club de Encuentro.
Las primeras palabras de Juan Martín Queralt fueron en recuerdo de la memoria del profesor Manuel Broseta, al que Marita Boluda y Vicente Montesinos también se refirieron. A continuación el catedrático valenciano resumió en una sencilla frase la esencia de su conferencia. “Sin moralidad fiscal por parte del Estado es imposible edificar la moralidad de los contribuyentes”, expuso. “Si no hay moralidad fiscal por parte de los poderes públicos, no se les puede exigir moralidad a los ciudadanos”, remarcó. “Vivimos tiempos complicados. No son tiempos de ahora, esto es de siempre. La Comunidad Valenciana se ha caracterizado por una falta de ética a lo largo de la historia”, dijo. Martín Queralt apostó por la necesidad de un cambio radical en este sentido.
El profesor contó una anécdota personal para ejemplificar la diferencia con la que actuaría hoy respecto a la Hacienda Pública. “Yo me he puesto en el lugar de la Hacienda Pública muchas veces y la Hacienda Pública nunca se ha puesto en mi lugar. Nunca me he sentido pagado con el amor con el que yo le pagado a la Hacienda Pública”, afirmó.
Martín Queralt ofreció algunos ejemplos de esa moralidad fiscal a la que aludía. Al poder legislativo se le exige que dicten normas claras y precisas, al Gobierno se le exige la aplicación uniforme y coherente de las leyes fiscales, “que traten a todos por igual” y a los jueces se les exige que apliquen el principio de igualdad ante la ley, explicó. “Es el mandato de la ética a los poderes públicos”, añadió.
Por su parte, al ciudadano se le exige que contribuya de acuerdo con su capacidad económica. “A mayores ingresos y mayor patrimonio, mayores posibilidades de defraudar”, afirmó. Si tengo ingresos de diversas fuentes, las posibilidades de defraudar son mayores. “Forma parte de la condición humana”, dijo.
El valenciano expuso varios ejemplos que en su opinión no son “de una buena actuación, al menos para los ciudadanos normales” que afectan a los tres poderes. Habló de la prescripción, que el poder legislativo ha alargado en materia fiscal; de la diferencia entre el tributo de los rendimientos del trabajo y el capital mobiliario, “una situación absolutamente injusta”, según sus palabras y de la situación de los impuestos de la hacienda local.
Respecto a los jueces, manifestó su absoluto respeto hacia la función judicial “porque es lo más difícil del mundo”, pero criticó algunas cosas de los jueces “que no entiendo”, como la doctrina del tiro único. Martín Queralt terminó su intervención agradeciendo a Francisco Puchol “los quince años de vida” entregados al Club de Encuentro. “Os agradezco el amor que le tenéis a esta ciudad y espero que las patadas no hayan sido demasiadas”, concluyó antes de contestar algunas preguntas que le trasladaron desde el público.