El Ingeniero y escritor Leopoldo Abadía estuvo el 6 de marzo en el Club de Encuentro Manuel Broseta para impartir la conferencia “El economista esperanzado”. Rafael Fernández, economista y miembro de la Junta Directiva fue el encargado de presentar al invitado. Fernández hizo una introducción exponiendo la importancia de explicar la economía de una forma didáctica, sobre todo en los últimos tiempos.
“Los economistas siempre hemos tenido la fe de ser entendidos” afirmó, aunque reconoció que muchas veces no lo han conseguido. El presentador realizó también un repaso por la prolífica carrera del conferenciante y concluyó diciendo que Don Leopoldo “comparte los valores del Club, de concordia, optimismo y de ciudadanía compartida”.
Leopoldo Abadía empezó su intervención agradeciendo la invitación del Club y explicando cómo fueron sus inicios hasta convertirse en el personaje público que hoy es. A continuación, el escritor explicó de forma gráfica cuales fueron los orígenes y los causantes de la crisis económica en la que estamos inmersos y expuso su ya conocida definición de lo que para él es un ‘ninja’, la “clásica persona a la que nadie le prestaría nada”.
Se refirió a las hipotecas subprime como “paquetitos de porquería” para más tarde afirmar que “todos los bancos y cajas de ahorro del mundo tienen porquería”, a la que las Agencias de Calificación de riesgo “la calificaron bien”. Habló de cómo se subieron los intereses y de cómo la gente dejó de gastar “hasta que todo se para”.
“Todo el mundo me pregunta ¿todo esto cuando se acabará?” afirmó. Según Abadía “nadie tiene ni idea de cuándo acabará la crisis, la única contestación científica es que la crisis se acabará cuando Dios quiera y por ahora no quiere”. El escritor se preguntaba qué hacen entonces los Gobiernos, y lo explicó haciendo referencia a lo que puede hacer una familia que gasta más de lo que ingresa. Según él, el Estado hace lo mismo: endeudarse, vender algo o retrasar pagos. El conferenciante afirmó que “todo impuesto que se pueda subir, se subirá” para añadir que “todo lo que se pueda privatizar, se privatizará” y que “hay muchísimas probabilidades de que la edad de jubilación se amplíe”.
Leopoldo Abadía hizo alusión también a la crisis en Europa, a los países conocidos como PIGS y a cómo en Grecia “se falsearon los datos para entrar en la UE”. “¿Hay algún peligro de que España sea intervenida, no hay ningún peligro, estamos intervenidos desde el 12 mayo de 2010”, afirmó categórico.
A pesar del panorama pesimista que dibujó Leopoldo Abadía, también dijo que “esto no se hunde”. Y para ello dio algunas claves de lo que tenemos que hacer: tener criterio y pensar por nosotros mismos; tener optimismo, “que no es decir que aquí no pasa nada. Es luchar con uñas y dientes para salir adelante de una situación concreta”; no distraerse; tener prudencia, “no pasarse de audaz ni de cobarde” y practicar la austeridad, que “no es más que gastar con la cabeza”. Afirmó también que “no hay que comprar lo que no entendemos” refiriéndose a los complejos productos que ofrecen las entidades financieras.
“Lo menos importante es lo económico, esta es una crisis de decencia”, continuó. Leopoldo Abadía concluyó su intervención diciendo que “ es un momento en el que hay que trabajar mucho, que no quiere decir que se trabajen más horas, sino que se trabaje bien”. Por último, el público presente pudo trasladarse algunas preguntas al invitado, iniciándose un interesante debate.“Los economistas siempre hemos tenido la fe de ser entendidos” afirmó, aunque reconoció que muchas veces no lo han conseguido. El presentador realizó también un repaso por la prolífica carrera del conferenciante y concluyó diciendo que Don Leopoldo “comparte los valores del Club, de concordia, optimismo y de ciudadanía compartida”.
Leopoldo Abadía empezó su intervención agradeciendo la invitación del Club y explicando cómo fueron sus inicios hasta convertirse en el personaje público que hoy es. A continuación, el escritor explicó de forma gráfica cuales fueron los orígenes y los causantes de la crisis económica en la que estamos inmersos y expuso su ya conocida definición de lo que para él es un ‘ninja’, la “clásica persona a la que nadie le prestaría nada”.
Se refirió a las hipotecas subprime como “paquetitos de porquería” para más tarde afirmar que “todos los bancos y cajas de ahorro del mundo tienen porquería”, a la que las Agencias de Calificación de riesgo “la calificaron bien”. Habló de cómo se subieron los intereses y de cómo la gente dejó de gastar “hasta que todo se para”.
“Todo el mundo me pregunta ¿todo esto cuando se acabará?” afirmó. Según Abadía “nadie tiene ni idea de cuándo acabará la crisis, la única contestación científica es que la crisis se acabará cuando Dios quiera y por ahora no quiere”. El escritor se preguntaba qué hacen entonces los Gobiernos, y lo explicó haciendo referencia a lo que puede hacer una familia que gasta más de lo que ingresa. Según él, el Estado hace lo mismo: endeudarse, vender algo o retrasar pagos. El conferenciante afirmó que “todo impuesto que se pueda subir, se subirá” para añadir que “todo lo que se pueda privatizar, se privatizará” y que “hay muchísimas probabilidades de que la edad de jubilación se amplíe”.
Leopoldo Abadía hizo alusión también a la crisis en Europa, a los países conocidos como PIGS y a cómo en Grecia “se falsearon los datos para entrar en la UE”. “¿Hay algún peligro de que España sea intervenida, no hay ningún peligro, estamos intervenidos desde el 12 mayo de 2010”, afirmó categórico.
A pesar del panorama pesimista que dibujó Leopoldo Abadía, también dijo que “esto no se hunde”. Y para ello dio algunas claves de lo que tenemos que hacer: tener criterio y pensar por nosotros mismos; tener optimismo, “que no es decir que aquí no pasa nada. Es luchar con uñas y dientes para salir adelante de una situación concreta”; no distraerse; tener prudencia, “no pasarse de audaz ni de cobarde” y practicar la austeridad, que “no es más que gastar con la cabeza”. Afirmó también que “no hay que comprar lo que no entendemos” refiriéndose a los complejos productos que ofrecen las entidades financieras.
“Lo menos importante es lo económico, esta es una crisis de decencia”, continuó. Leopoldo Abadía concluyó su intervención diciendo que “ es un momento en el que hay que trabajar mucho, que no quiere decir que se trabajen más horas, sino que se trabaje bien”. Por último, el público presente pudo trasladarse algunas preguntas al invitado, iniciándose un interesante debate.