«Las reformas profundas en los sistemas educativos siempre parten de un acuerdo»

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Carmen Pellicer, presidenta de la Fundación Trilema ha estado en el Club de Encuentro Manuel Broseta,  hablando de un tema de plena actualidad que afecta a toda la sociedad. “¿Será posible un Pacto por la Educación? Obstáculos y desafíos”, con este título, la pedagoga ha ido enumerando los problemas ante los que se históricamente se ha encontrado el pacto por un sistema educativo. El vicepresidente del Club de Encuentro, Salvador Vives, fue el encargado de presentar a la invitada de la que recorrió su brillante trayectoria profesional.  

“Hoy es un día especial porque hablamos de educación, un tema que teníamos un tanto olvidado, hablaremos de su importancia, de su capacidad para dividir a la sociedad y su  incapacidad para generar pactos”, afirmó el vicepresidente antes de lanzar la pregunta clave “¿Qué educación queremos?”.  “Un buen maestro puede cambiar para siempre la vida de un niño, una escuela la de comunidad, la educación puede cambiar un país”, con esta frase de la invitada Salvador Vives dio paso a la conferenciante.

Carmen Pellicer agradeció la invitación del Club de Encuentro por poder realizar “estas reflexiones sobre el pacto educativo en un entorno de libertad, diversidad y respeto”. Comenzó su intervención con otra pregunta: “¿Va a ser posible el pacto o no? Es un clamor unánime. Ahora por primera vez ya no es rentable electoralmente quien diga que no está por el pacto. Es una oportunidad histórica que no podemos dejar de lado”, apuntó.

“El gran riesgo es que salga un documento superficial, que no aborde los puntos neurálgico”, señaló. “La cohesión se logra de forma eficaz cuando uno encuentra un enemigo común. Hay que dejar de pelearnos por chorradas para atajar una de las tasas de abandono escolar más altas del mundo”, agregó Pellicer. La presidenta de la Fundación Trilema abogó durante toda sus conferencia en que el pacto debe ser social, no político, y beber de “los docentes, las aulas, la experiencia y la sabiduría”.

A continuación, Carmen Pellicer hizo un breve repaso a través de la historia de nuestro país para destacar los momentos en los que ese pacto estuvo casi a punto de ser una realidad. Habló de “El libro blanco de la profesión docente” de la que fue coautora junto a José Antonio Marina y cómo durante todas las etapas políticas, se les ha intentado utilizar para sacar rédito electoral. A pesar de ello, apuntó que ese libro blanco puso encima de la mesa temas que hasta el momento no se habían tocado ya que hasta ese momento se centraban sobre todo en dos temas: las clases de religión y los conciertos educativos.

“Las reformas profundas en los sistemas educativos siempre parten de un acuerdo”, explicó Pellicer, antes de desgranar algunos puntos sobre los que “más o menos” ya existe un consenso:

  • La tasa de abandono escolar no debe superar el 10%. Lo que supere esta cifra no es aceptable.
  • Hay que crear una gran oferta a partir de los 14 años y vanzar hacia una oferta que dure hasta los 18 años, oferta plural, gratuita y diversa.
  • Hay que fijar una inversión mínima del 5% del PIB.
  • Necesitamos actualizar el curriculum. “Empollar a la vieja usanza no tiene sentido”, añadió. La idea del curriculum hoy es obsoleta, necesitamos una reforma curricular profunda.
  • Importancia de la educación infantil. La etapa de 0-7 años requiere una inversión grande. Lo que se aprende los primeros años es fundamental. Debería mimarse el sistema educativo en esta etapa.
  • La FP necesita una profunda reforma. Hay una gran desorientación hacia donde miramos. Necesitamos una FP que se enraíce en una economía local.
  • Es necesario que la empresa se implique y que el sector público y privado convivan.
  • Hay que saber inglés y manejar ordenadores. Los programas hoy de implantación del plurilingüismo son muy poco eficaces.
  • Hay que evaluar el sistema educativo. Lo que no se evalúa, no mejora.
  • Hay que cambiar profundamente los estudios de magisterio.
  • Fomentar las redes locales y las familias

“Esto será fácil incluirlo en un pacto”, expresó, pero nos encontramos con algunos grandes problemas, que son los que generan disputas:

  1. Tensión entre la calidad y la equidad. Desde la izquierda se sienten propietarios de la equidad, la derecha, del esfuerzo y la calidad educativa. Es necesaria la adecuada financiación de todas las escuelas y garantizar el derecho a la excelencia de todos los alumnos, no apostar por modelos segregadores como ocurre en sociedades como la francesa o la alemana.
  2. Tensión entre un modelos comprensivo y un modelo diferenciado que sectorice. Apostar por la escuela inclusiva.
  3. Tensión entre las competencias autonómicas y el papel del Estado central en materia de educación. Habría que garantizar una financiación suficiente en toda España.
  4. Tensión entre la gestión social y la gestión estatal del modelo educativo. Se confunde el espacio público con la sociedad estatal. La educación como bien público debe ser gestionado por la sociedad civil. El concierto educativo de todo tipo es una forma legitima de gestionar el bien público.
  5. Tensión entre la idea laica y el derecho de los padres a elegir su educación. Hay que apostar por una educación ética, que enseñe a respetar los derechos humanos a la vez que es fundamental entender el hecho religioso. Es necesario conocer el hecho religioso para evitar fundamentalismos.
  6. Respeto a la autonomía de las escuelas.
  7. Participación democrática y profesionalización de la dirección. Tan importante es la educación como saber dirigir una escuela. Son necesarios responsables de centros que sean capaces de recuperar profesores vocacionales cansados. También se debería ahondar en la flexibilidad para salir de la carrera pedagógica.

«El pacto educativo es cosa de todos», concluyó antes de dar paso a las preguntas de los presentes.