“Me gustan los actos con este formato, en los que se propician la reflexión, el intercambio de ideas y se generan debates siempre sociales, políticos, culturales, científicos. Para mí, este tipo de espacios es un oasis de racionalidad, y algo muy importante, de escucha”. Con estas palabras inició su intervención el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo en la tribuna del Club de Encuentro el pasado 13 de octubre.
La encargada de su presentación fue la presidenta, Amparo Matíes, que agradeció la presencia del ministro, inicialmente prevista para el 29 de abril y destacó su dilatada experiencia curtida en los tres ejes del Estado, el Ejecutivo, Legislativo y el Judicial. La presidenta contextualizó la ponencia destacando la pronunciada situación de desafección de la justicia y los políticos y algunas de las causas que lo están generando.
Qué es justicia 2030, más allá de la justicia
“El modelo de la justicia del futuro se ha adelantado en el tiempo, lo ha adelantado la COVID. Para nosotros hablar de la justicia es hablar de un sistema para el 6%, que es el porcentaje de población que se relaciona con la justicia, a un porcentaje del 60%”, “La justicia son valores, por ejemplo, que estuviera dentro de los planes de estudio y se enseñara a los jóvenes qué es la justicia y cómo dirimir sus problemas a través de la colaboración y de la mediación y no del conflicto, entendiendo que el sacrificio mutuo es parte de la convivencia.” explicó el ministro.
Para el titular de Justicia la denominada Justicia 2030 supone un tránsito, pasar de una justicia conceptualizada e ideada en sociedades en permanente conflicto, en el siglo XIX, a una justicia del siglo XXI que es cooperativo, ecológico y feminista, reconceptualizada.
Y para argumentar su reflexión sobre el proyecto Justicia 2030, el ministro comenzó trasladando su diagnóstico de la situación. ¿Qué está pasando dentro de la justicia? Según Campo, ahora mismo nos encontramos en un nuevo ciclo marcado por cuatro retos. El primero, la crisis ecológica, que nos obliga a plantear las bases de nuestro sistema. El segundo, la revolución digital que nos lleva al mundo de los datos, la materia prima del mundo digital. El tercero, la desigualdad creciente, que se abren las brechas dentro de las sociedades, que ha sido uno de los factores del desgaste del modelo anterior. El feminismo, una cosmovisión más adecuada, el siglo 21 será el siglo de las mujeres. La COVID ha actuado como un acelerador de partículas de estos procesos.
Para el ministro todos los indicadores apuntan a que la sociedad reclama salir de la crisis en conjunto, en común, y apoyar cualquier actitud que nos haga salir de la crisis de la pandemia.
Campo reconoció abiertamente que la justicia no funciona, y ocultarlo solo llevaría a un diagnóstico erróneo, aunque si bien afirma que se han hecho muchas cosas, como los planes de choque, para evitar el colapso, entre otros. A esos proyectos puestos en marcha durante la pandemia, afirmó el ministro, les han llamado de la Fase 0 de la Justicia 2030.
Sin embargo, añadió que desde el ministerio se quiere dar un paso más y mover la estructura, porque el problema de la justicia en España no es solo de recursos económicos o personales, sino que una parte variable del litigio puede garantizarse por otros profesionales, en concreto por los letrados de la administración de justicia.
En términos generales, el diagnóstico sobre la justicia para el ministro es que se ha cerrado en sí misma, que se relaciona poco con otras administraciones y no mira a la sociedad lo suficiente, que la percibe lejana y con un lenguaje difícil, que tiene problemas de organización y que no es suficientemente eficiente para sacar adelante todos los expedientes. Como en todos los ámbitos, la pandemia ha introducido la variable de la urgencia, y variado las condiciones materiales -digitalización-.
En ese punto, el ministro afirmó que han tomado nota y en breve aprobarán en Consejo de Ministros la Ley de Medidas de Justicia Digital y Sostenible, que constituye nuestra apuesta de agilización procesal del servicio público. Con esta ley, según apuntó, le darán un impulso a la implantación de soluciones más ágiles y eficientes para la tramitación de los pleitos. Más mediación y menos litigiosidad.
“La justicia no solo resuelve la litigiosidad, sino que es un elemento dinamizador de la economía. Es una idea que me obsesiona” afirmó Campo.
“¿Cómo puede contribuir la justicia a solventar lo que viene? ¿Imaginad que antes de un litigio se les instara a las partes a llegar a un acuerdo entre ellas o con ayuda de una mediación? Es algo que todos deseamos, y la clave puede estar en los incentivos económicos y procesales para esa negociación”. Las consecuencias podrían ser, en palabras del ministro, que parte de esos litigios no llegarán a juicio y el conflicto se solucionará antes, de manera más ágil, efectiva y, sobre todo, más satisfactoria.
Por qué es necesario este proyecto Justicia 2030
Para Campo “la justicia necesita miradas globales y aperturas a la sociedad, para resolver los problemas con ideas y no en la lógica del conflicto”, pero este proyecto es “una obra faraónica” a largo plazo.
Y para conseguir esa rehabilitación del sistema de justicia para que se oriente a los resultados, el ministro Campo afirmó que se necesitarán los fondos del Plan de Recuperación, transformación y resiliencia que se presentó hace unos días.
Es un momento de evolución, no de revolución.
Qué hacemos, cómo lo haces y con quién lo hacemos
“Justicia 2030, es un proyecto dinámico, que se nutre de la participación de todos, de la Co Gobernanza, en permanente evolución y en transformación. Nace para ser mejorado en base al diálogo, con los actores de la justicia y la sociedad civil, con las administraciones responsables para tomar decisiones de una manera más rápida y con vocación de permanencia a largo plazo” explicó el titular de Justicia.
Tiene tres niveles:
_ Hacer accesible la justicia
_Mejorar la eficiencia de la administración de justicia
_Contribuir al proyecto de País, a la transformación económica, social y medioambiental.
En conclusión, Campo afirmó que Justicia 2030 es una hoja de ruta, ambiciosa, pero sobre todo factible, con un plan de acción e indicadores de seguimiento y resultado y con un plan financiero procedente de los planes europeos y “tiene un carácter evolucionario, no revolucionario, de adaptación a los cambios y en clave estratégica”.
El acto contó con cerca de 70 personas, entre los que se encontraban diferentes autoridades como la delegada del Gobierno de la Comunidad Valenciana, Gloria Calero; el Teniente General del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad, Fernando García-Vaquero; la Consellera de Justicia, Interior y Administración Pública, Gabriela Bravo; la presidenta del TSJ de la Comunidad Valenciana, Pilar de la Oliva; el ex presidente de la Generalitat Valenciana, Joan Lerma, el subdelegado del Gobierno, Rafael Rubio el rector de la UPV, Francisco Mora, entre otros. Y por lo que respecta a la sociedad civil, el secretario general de UGT-PV, Ismael Sáez; la presidenta del Consejo Social de la UV, presidenta del ADEIT y Decana de Registradores de España, María Emilia Adán y el decano del Colegio Notarial, Francisco Cantos, entre otros.